31 Ene ¿Es el sufrimiento realmente algo que podemos elegir?
Una de las citas más famosas de Buda es;
“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”
¿Pero, es el sufrimiento realmente algo que podemos elegir?
La palabra sufrir viene del latín “sufferre” o “Ferre”, que quiere decir: llevar o soportar.
Llevar, soportar un peso o una mochila que duele de tanto peso. Tanto el sufrimiento como el dolor son parte de la vida, aunque en ocasiones sufrimos innecesariamente. Una de las formas de sufrir más común, es esa persona que en vez de responsabilizarse de lo que le pasa, “juega” consciente o inconscientemente a ser víctima y a estar resentido con la vida y con los demás. Esta posición de sufrimiento es una posición manipuladora y no ayuda a estar mejor.
¿Qué diferencia el dolor, del sufrimiento?
Aunque en ocasiones los utilizamos como sinónimos, son diferentes:
El dolor es genuino, natural, legítimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo en este camino de la vida. Forma parte de la vida y cuando nos abrimos a la vida, nos puede llegar el dolor: al hacer amistades, al enamorarse, al tener hijos, al elegir una forma de vivir, al perder a alguien… en todos estos casos nos hacemos candidatos al dolor.
Por tanto, el dolor está presente en nuestra vida lo queramos o no. Normalmente el dolor se relaciona con una pérdida, con un duelo. Es una sensación que puede llegar a ser de corta duración si lo dejamos sentir y gestionar adecuadamente. Pensar que el dolor es proporcional a la pérdida que tuvimos y puede comprender varias emociones como por ejemplo; la tristeza, la ira, la rabia, la frustración, la impotencia…
El sufrimiento en cambio, es una elección. Incluso a veces es una elección o posición de vida. Una manera de mostrarse frente los demás. El sufrimiento puede llegar a durar toda la vida, aunque el hecho que lo provocó ya haya pasado, ya no exista. Ante el sufrimiento no solo intervienen emociones como con el dolor, sino que también interviene los pensamientos, las formas de pensamiento, que pueden llegar a ser reiterativas.
¿Qué beneficios escondidos hay detrás del sufrimiento?
Seguramente lo primero que te viene a la cabeza es que ninguno, a nivel consciente quizás crees firmemente que no obtienes ningún beneficio, pero si indagamos en el inconsciente, observamos como detrás de cualquier conducta hay un beneficio secundario. En el caso del sufrimiento, a pesar de que pueda parecer algo involuntario, también hay un beneficio oculto que conviene identificar para poder transformar el dolor, para aprender y actuar de forma diferente ante él.
– Negarme a vivir el dolor, defenderme del dolor.
– No responsabilizarme de mi dolor.
– Buscar una persona que sea mi “salvador” y que me saque de mi sufrimiento.
– No aceptar la situación que me produce dolor. ¿Porqué a mi?
– Llamar la atención y sentirme querido.
– Ser víctima y así manipular a mi entorno a mi antojo.
– Quedarme como estoy, en el pasado sin encararme hacia el futuro.
– Quedarme en mi zona de confort.
Estos podrían ser algunos de los “beneficios” que obtenemos del sufrimiento. Algunas personas abusan de estas posiciones y se quedan en el victimismo y en el resentimiento en lugar de responsabilizarse de lo que les está pasando. Esta es una posición de manipulación, donde de alguna manera tratamos de sacarle algún provecho o incluso creemos de forma errónea que sufrir nos concede derechos “especiales” o privilegiados.
Sufrir, como bien hemos dicho es llevar un peso, una mochila durante demasiado tiempo, sin ni siquiera plantearnos la opción de ir aligerando esta carga, poco a poco. Sufrir es no querer mirar el dolor, querer evitarlo e instalarnos en lo “incómodo” como una forma de vida.
Porque cuento todo esto, porque es importante que de alguna forma padezcamos el dolor que nos ha tocado, que lo recorramos, que lo acojamos con amor para transitarlo y así seguir evolucionando y aprendiendo en este camino de la vida. Y por desgracias, parece que el sufrimiento tiene mejor acogida en la sociedad que el dolor, ya que el dolor tratamos de evitarlo a todo costa.
Ya decía Bert Hellinger que: “Sufrir es más fácil que actuar”.
Actuar supone abrirnos al dolor, aceptarlo, acogerlo y expresarlo para que lo podamos transitar y así pasar a la siguiente emoción.
El sufrimiento es opcional en la medida que podemos ahorrarnos el sufrimiento de más, aceptando nuestro dolor, dándole un espacio y responsabilizándonos de él.
Para afrontar el sufrimiento necesitamos:
- Aceptar que estamos sufriendo
- Aprobar nuestro dolor
- Ver cuál es el beneficio oculto detrás de mi estado de sufrimiento.
¿Te atreves a transitar tu dolor?
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