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Las emociones y los sentimientos reprimidos se expresan a través de dolores físicos

Todo aquello que se reprime, explota! Todo lo que reprimimos, todas aquellas angustias que no expresamos… son expresadas por medio de dolores en nuestro cuerpo físico.

Hemos podido observar que en muchos casos crónicos, tienen como origen un sentimientos negativos en lo más profundo del ser, aquellos sentimientos que no se han conseguido gestionar y dejar ir.

Un dolor persistente es una manifestación, un mensaje de tu cuerpo que te está pidiendo atención, el cuerpo te está pidiendo tiempo para procesar emociones que fueron dejadas de lado. Y si uno persiste en evitarlas, el dolor se puede volver crónico.

Como fluye todo este proceso a nivel energético

Teniendo en cuenta que las emociones son energía. Podríamos decir que cuando padecemos angustias, pensamientos recurrentes negativas, preocupaciones… en primer lugar son percibidas por nuestro cuerpo más sutil. Si estas emociones han sido intensas a nivel consciente y/o inconsciente acaban siendo reflejadas en el campo energético de nuestro cuerpo, reflejando su desorden en los chakras (Centros energéticos de nuestro cuerpo energético).

Si persistimos en huir de estas emociones, la energía queda bloquea, saturando energéticamente los chakras.

Esta energía congestionada en los chakras, produce un mal funcionamiento prolongado energético, que acaba siendo manifestado en el plano más denso, el físico.

Así pues nuestras angustias más arraigada, se acaban exteriorizando en dolores físicos. Una emoción tóxica mal gestionada nos afecta de forma energética sutil, directamente a nuestro cuerpo energético, reflejando en nuestros chakras. Los chakras acaban afectando-se de un mal funcionamiento constante, por lo que acaban reflejando disfunciones energéticas que a la larga acaban exteriorizando-se en nuestros cuerpos más densos, cuerpo físico. Esperando atraer tu atención, tu respuesta, tu cambio frente una situación o emoción a corregir.

En realidad, lo que sucede es fantástico, tan solo debemos escuchar al cuerpo. El se encarga de hacernos saber que algo no está bien gestionado.

Tan solo debemos reposar un momento y prestar atención detenidamente.

Consecuencias de mantener escondida o reprimida una emoción

A menudo podemos observar como detrás de cada dolor, se esconde una pequeña parte de uno mismo, una situación vivida que fue vivida como traumatizante. Es una parte de nosotros mismos que tiene miedo e intenta “protegernos” en cuanto se revive esta emoción.

En la mayoría de los casos, tan solo con un simple detalle, un aroma… puede desencadenar una reacción de miedo por parte de nuestro yo que se quedo “atrapado” en la situación vivida como traumatizante.

Cuando se nos presenta una situación que nos perturba, debemos saber que el inconsciente registra todos los detalles de ese acontecimiento (incluso los más insignificantes) en los que no prestamos atención, como puede ser un aroma, un sonido, una imagen… Y serán estos detalles los que activarán dicha perturbación físico-emocional.

Es en este punto cuando nos damos cuenta de que el dolor físico siempre está ligado al dolor emocional reprimido, y que no siempre tiene que ver con una cuestión psicosomática.

Desde el punto de vista energético, la energía contenida en la emoción reprimida quedará bloqueada en nuestro cuerpo energético, afectando una parte de nuestro cuerpo físico, dependiendo del tipo de emoción. Esto puede provocar el dolor e incluso a la larga, la enfermedad.

¿Dónde se concentran los dolores emocionales?

Los dolores emocionales pueden ubicarse en las zonas del cuerpo en la que la expresión emocional debió manifestarse, pero no pudo hacerlo. Por ejemplo, si tienes muchas ganas de gritarle a alguien que te hizo enojar mucho, podrías desarrollar dolores en la nuca, en la garganta, en las mandíbulas, es decir; las zonas del cuerpo en las cuales retuviste esos gritos de enojo.

Recordemos que lo llamamos “sentimientos”, porque los sentimos en nuestro cuerpo y mientras que nuestra mente piensa que hace bien disimulando las emociones, al cuerpo no podemos engañarlo, porque el cuerpo no tiene acceso a la negación.

Y como no hay una sola manera de que las emociones impacten en nuestro cuerpo, durante las próximas semanas veremos algunos ejemplos de cómo ciertas emociones podrían ser sentidas y localizadas en cada uno de nosotros.

Es importante, por tanto, comprender el sentido biológico energético de cada síntoma para tomar conciencia de la raíz del conflicto latente que se manifiesta en una zona determinada del cuerpo.

Las terapias energéticas son muy efectivas en este tipo de desordenes, sin tener que revivir comentos duros o traumatizantes. Limpiando de raíz estas emociones sujetas el cuerpo energético, liberando así el cuerpo físico, emocional y mental.

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