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Ser libre sin cadenas

Escuchamos hablar mucho de libertad. Todos queremos ser libres, escogiendo libremente lo que nos hace felices, no vivir atados a nada.

¿Pero que es la libertad plena, en realidad?

La libertad plena no quiere decir vivir sin compromisos. Significa ser libre para la vida. No es vivir sin compromiso, sin responsabilidades.

A veces parece que la libertad nos viene dada por la ausencia de obligaciones y compromisos. Relaciones que no comprometen. Amores que nos atan.

Y nada más lejos de la realidad, la libertad es mucho más. Es un salto al vacío, es confiar en el Universo que nos marca el camino de una libertad más plena. Podríamos decir que es libre el que se compromete. El que se compromete con el todo. Con el vacío creador.

En todo caso lo que debemos hacer para ser libres, es liberarnos de ataduras que nos impiden dar un salto de compromiso mayor. Liberarnos de dependencias que nos lastran y atrapan.

¿Cómo ser libre sin cadenas?

La mejor forma de emprender el camino a la liberación es el Desapego. Con esto no quiero decir que nos desprendamos de todo aquello que es importante para nosotros, relaciones personales o afectivas. Significa saber AMAR. El que sabe amar sabe perdonar. En el amor no existe el juicio, permitiéndonos así liberarnos de esas cadenas que nos amarran. Que no nos permiten despegar.

Para ser libres tenemos que aceptar que somos responsables de nosotros mismos.

Tomemos plena consciencia de que somos nosotros mismos los arquitectos de nuestra propia existencia y de cada paso que damos.

Nadie nos va a retirar cada piedra que encontramos en el camino, nadie va a surgir como voluntario para cargar con nuestras penas o dolores.

Es fundamental para liberarte emocionalmente, tomes consciencia de que eres pleno responsable de ti mismo. Por lo tanto, no pongas tu felicidad en la responsabilidad de otros. No puedes dar tu poder, tu felicidad a otros. No debes concebir la idea de que para ser feliz, es esencial tener pareja o el reconocimiento de los demás o la familia… Si es así, nunca serás feliz hasta que no te hagas responsable de tu propia felicidad.

Si tu satisfacción y felicidad están en lo que los demás te aportan, no conseguirás más que sufrimiento. Solo tu puedes cumplir tus necesidades y si das esta responsabilidad a otros, nunca o pocas veces lograrán cumplir tus necesidades y expectativas.

Por eso, cultiva tu propia felicidad, siéntete responsable, toma consciencia desde tu adulto de tus decisiones y sus consecuencias, elige por ti mismo y no dejes que tu bienestar dependa siempre de otras almas.

Vive el presente, acepta el pasado y asume la realidad de tu vida.

Esta es la parte que acostumbra a pesarnos más: el perdonar y aceptar el pasado tal y como fue, sin rencores. Lamentablemente las personas estamos centradas en todo aquello que ocurrió en el pasado y que de algún modo se convierte en el <ahora> en una pesada carga que “altera” nuestro presente. Los conflictos familiares, traumas, perdidas, fracasos sentimentales… Todo ello nos amarra, nos ancla nuestra alma con cadenas al pasado.

Es un APEGO tóxico que nos impide avanzar en libertad y plenitud, no ancla imposibilitando el vuelo de nuestra alma.

Aprende a PERDONAR, acepta y asume que todo fue perfecto y correcto según el propósito de algo más grande. Las situaciones no son malas o buenas, positivas o negativas. De los momentos difíciles (aparentemente malos) aprendemos y nos ayuda a liberar y seguir creciendo en consciencia, así que no son más que un conjunto de experiencias que han permitido que tu seas quien eres. No debemos enjuiciar las experiencias por buenas o malas, simplemente son y hay que aceptarlas con amor.

De este modo te harás libre y te ayudará a centrarte en el aquí y ahora, en el momento presente, que es en realidad lo único que tenemos. Es en el presente donde tenemos la verdadera oportunidad de cambiar y liberar el pasado.

Y recordar: para ser libre no debes hacerte responsable de la vida de otros. Solo eres responsable de tu vida. Tampoco debes imponer tus principios y/o creencias. Es aquí donde empieza el verdadero sufrimiento. Los apegos intensos nunca son saludables, pues impiden poder madurar y seguir avanzando con seguridad a explorar la vida.

La vida está en constante cambio y el apego a las emociones, personas, situaciones, objetos o casa… Obstruyen el fluir de la vida hacia la felicidad y la consciencia plena en el aquí y ahora.

Debemos perdonar y aceptar el pasado, tal y como fue, a través del desapego, con el AMOR como herramienta de transformación.

Te dejamos con el video de hoy:

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